Eliminar el vello corporal es un deseo innato en el hombre. Por ello, durante toda su historia la humanidad ha trabajado para desarrollar cada día, nuevas y mejores técnicas de depilación.
EDAD ANTIGUA

EDAD MEDIA
Para
depilarse las cejas, las sienes y la frente, los europeos utilizaban el
oropimente, un mineral compuesto de arsénico, azufre y lo mezclaban con cal.
Entre los siglos XV y XVII se continuó con estas prácticas, si bien, además, se
cubrían las partes a depilar con vendajes saturados con aceites y vinagres. Y
no se olvidaron de las navajas y las pinzas para seguir depilándose algunas
partes del cuerpo.
SIGLO XVIII
SIGLO XVIII

SIGLO XX
Con
el nuevo siglo llegaron nuevos avances. Concretamente en 1903 el estadounidense King Camp
Gillette se ingenió la maquinilla de afeitar con hojas de usar
y tirar.
En
1920 la depilación femenina se
popularizó, y con ello la formula de cera compuesta por resina vegetal,
parafina y cera de abeja para utilizarlo en gran parte de su cuerpo. Y hacían
servir las pinzas para las cejas.
Para
ellas, llegaron las primeras cremas depilatorias que destruían químicamente el
pelo, modificando en parte su crecimiento ya que atacaban la queratina, la capa
más externa de la epidermis donde se arraiga el pelo.
Llegó
la depilación eléctrica por termólisis y
electrólisis, aunque el proceso es doloroso, realmente llegó a ser
de larga duración, pues la técnica constaba de una aguja que lanzaba un impulso
eléctrico directamente a la raíz del vello y el pelo jamás volvía a crecer.

SIGLO XXI
Hoy
en día, recién entrados en la segunda década del siglo XXI, muchos expertos
consideran la depilación láser, incluida la fotodepilación, también llamada IPL , como el remedio final de la depilación, ya que a
través de un haz de luz de alta potencia destruye permanentemente el folículo
piloso, eso sí, sin dolor y sin quemar la piel.
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